La adicción a las benzodiacepinas puede desarrollarse, especialmente si se usan a largo plazo o en dosis más altas de lo recetado.
A pesar de su eficacia clínica, el uso de benzodiacepinas conlleva riesgos significativos, especialmente cuando se usan de manera inapropiada o por períodos prolongados.
Las benzodiacepinas pueden ser altamente adictivas. Los usuarios pueden desarrollar dependencia física y psicológica en cuestión de semanas, incluso cuando se usan según lo prescrito.
El retiro de las benzodiacepinas puede ser particularmente severo y peligroso, con síntomas que incluyen ansiedad extrema, insomnio, convulsiones y, en casos raros, psicosis y muerte.
En muchos países, el uso indebido de benzodiacepinas es un problema creciente, a menudo debido a la prescripción excesiva o al uso recreativo que busca efectos sedantes o eufóricos.
El uso prolongado de benzodiacepinas se ha asociado con efectos adversos, incluyendo deterioro cognitivo, disminución de la capacidad de reacción, problemas de memoria, y potencial aumento del riesgo de demencia.
Las benzodiacepinas pueden interactuar de manera peligrosa con otros medicamentos y alcohol, aumentando el riesgo de sobredosis y muerte.
EL TRATAMIENTO
El tratamiento a menudo incluye terapia cognitivo-conductual, gestión del estrés, y apoyo continuo.
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