La cocaína es una de las drogas más adictivas debido a su efecto intenso y de corta duración en el sistema de recompensa del cerebro. Estimula una fuerte liberación de dopamina, lo que provoca una sensación de euforia extrema.

El uso de cocaína puede causar problemas cardíacos agudos, como ataques cardíacos y arritmias, incluso en jóvenes sanos y en dosis pequeñas.

Estudios muestran que el consumo de cocaína puede reducir la materia gris en el cerebro, lo que afecta la toma de decisiones, la memoria y otras funciones cognitivas.

La cocaína está a menudo involucrada en sobredosis accidentales, especialmente cuando se mezcla con otros opiáceos como el fentanilo. Esta combinación ha llevado a un aumento en las tasas de mortalidad.

El tráfico y consumo de cocaína tienen efectos devastadores en las sociedades, incluyendo violencia, crimen, desintegración familiar y enormes costes económicos asociados con la salud y la aplicación de la ley. 

La dependencia a la cocaína puede desarrollarse rápidamente y el síndrome de abstinencia incluye síntomas como depresión severa, ansiedad o paranoia, lo que dificulta su abandono sin ayuda profesional.