La conducta adictiva no se limita exclusivamente al consumo de sustancias psicoactivas. En contextos clínicos, cada vez se observa con mayor frecuencia la coexistencia de trastornos por uso de sustancias con otras conductas disfuncionales, entre ellas la compra compulsiva o oniomanía. Esta conducta, socialmente normalizada o incluso reforzada, puede formar parte de lo que se conoce como adicciones comportamentales, y cumple una función significativa dentro del patrón general de evitación emocional que caracteriza al trastorno adictivo.
La compra compulsiva es un trastorno del control de impulsos, caracterizado por la urgencia subjetiva y repetitiva de adquirir bienes, muchas veces innecesarios, generando un alivio momentáneo seguido de emociones displacenteras como culpa, vergüenza o ansiedad. No se trata únicamente de un exceso de consumo, sino de un patrón rígido, cíclico y desadaptativo que interfiere en la funcionalidad de la persona.
Desde el punto de vista neurobiológico, activa los circuitos dopaminérgicos del sistema de recompensa, de manera similar a otras adicciones conductuales (como el juego patológico), lo cual refuerza el comportamiento a pesar de sus consecuencias negativas.
En el marco del tratamiento de personas con trastornos por uso de sustancias (TUS), la aparición de comportamientos compulsivos como la compra puede interpretarse como una adicción cruzada o un fenómeno de sustitución adictiva. Es decir, ante la interrupción del consumo de una sustancia principal, el sistema psíquico y neurofisiológico del paciente puede desplazar el impulso compulsivo hacia otras conductas aparentemente inocuas pero que cumplen una función de anestesia emocional o regulación disfuncional.
Este fenómeno es especialmente común durante fases iniciales de abstinencia, cuando la capacidad del paciente para tolerar emociones negativas o vacíos internos aún está en proceso de fortalecimiento.
La compra compulsiva puede pasar inadvertida tanto por el entorno como por el propio paciente. Algunos indicadores relevantes a evaluar incluyen:
Es fundamental realizar un buen diagnóstico diferencial, especialmente en pacientes con antecedentes adictivos, ya que esta conducta puede estar enmascarando una recaída emocional o una falta de regulación interna.
La compra compulsiva no debe entenderse como un síntoma aislado, sino como una manifestación más del patrón adictivo. Su detección precoz y su abordaje dentro del plan terapéutico es clave para garantizar un proceso de recuperación profundo y sostenido en el tiempo.
En Metta Alpha, trabajamos con un enfoque biopsicosocial, atendiendo no sólo al consumo de sustancias, sino a todas las manifestaciones del circuito adictivo, visibles o no, para asegurar una verdadera rehabilitación.
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