¿Qué entendemos por disciplina en el proceso de recuperación?
La disciplina no significa rigidez ni castigo. En el contexto de la recuperación, se trata de construir hábitos saludables, mantener compromisos personales y desarrollar la capacidad de mantenerse firme ante las dificultades. Es esa fuerza interna que permite a la persona levantarse cada día y elegir, una vez más, el camino de la sobriedad.
¿Por qué es tan importante?
1. Establece una rutina saludable.
Las adicciones tienden a destruir cualquier estructura en la vida de una persona. Recuperarla implica volver a construir una rutina diaria que promueva el bienestar físico, mental y emocional. La disciplina ayuda a mantener horarios de sueño, comidas regulares, ejercicio físico y tiempo para la introspección.
2. Fortalece la toma de decisiones.
Cada día, una persona en recuperación enfrenta pequeñas y grandes decisiones. La disciplina actúa como una brújula interna, guiando esas decisiones hacia lo que contribuye a su sanación, en lugar de ceder al impulso o la tentación momentánea.
3. Ayuda a sostener el compromiso a largo plazo.
La recuperación no es un evento, sino un proceso continuo. Habrá días buenos y días difíciles. La disciplina permite mantener el rumbo incluso cuando las emociones están a flor de piel o la motivación decae.
4. Refuerza la autoestima.
Cada vez que una persona cumple con sus metas diarias, por pequeñas que sean, se refuerza la confianza en sí misma. La disciplina se convierte entonces en una fuente de empoderamiento, al demostrar que sí es posible avanzar paso a paso.
¿Cómo desarrollar la disciplina durante la recuperación?
La disciplina no es algo que simplemente se tiene o no se tiene: es una capacidad que se cultiva. A través de terapias individuales, talleres de hábitos saludables y acompañamiento diario, cada persona tiene la oportunidad de recuperar el control sobre su vida, paso a paso.
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